Esta pequeña salida sirvió para formarnos aún más y de una forma diferente como técnicos que vamos a ser. Esta pequeña ruta la hicimos por el paseo del Miño, iniciándola en el instituto y acabándola en el Puente Romano.
Antes de la hora de salida, Eduardo nos explicó cómo teníamos que ir y las medidas de seguridad que debíamos de respetar. Algunas de ellas eran:
- Debemos de llevar el casco en todo momento, para que, en caso de caída, los daños sean mínimos y leves.
- Siempre tenemos que llevar agua o bebida isotónica, para hidratarnos cuando sea necesario.
- Es recomendable llevar utensilios para que, en caso de pequeñas averías, poder arreglar y seguir nuestro camino.
- Tenemos que estar atentos a todas las cosas y usuarios de la vía, para no causar peligro ni estar en peligro. Debemos respetar las señales y a otros usuarios.
Esperando el momento de la salida
Cuando llegamos al paseo ya nos relajamos más ya que no teníamos que estar pendientes de los coches, sólo debíamos de tener cuidado con los demás usuarios de dicho paseo. Esta ruta fue muy entretenida ya que, a parte de disfrutar con la bici, íbamos hablando entre nosotros y contemplando las maravillosas vistas que este paseo ofrece.
Siempre tenía que ir una persona delante a la que no se le podía adelantar y, una persona de última para garantizar que el grupo no se dividiese ni nadie se perdiese. En casi toda la salida fuimos por un terreno de arena con algunas piedras y sin grandes ni fuertes subidas o bajadas, para no complicarlo mucho el primer día. Aunque Eduardo no quería meternos por sitios complicados por ser el primer día, subimos por una cuesta para familiarizarnos con el cambio de marchas. La ruta acabó en el Puente Romano dónde cada uno se fue por su lado.
Todo el grupo con sus respectivas bicicletas en el puente Romano
En mi opinión, este tipo de salidas son muy beneficiosas para nosotros ya que fomenta el compañerismo y, al mismo tiempo, aprendemos y nos formamos, de una forma diferente, para ser más completos y responsables el día de mañana.