En el año 1890, el capitán del ejército sueco y scout Enest Killander
puso la primera piedra de lo que es hoy el deporte de orientación. Killander se
dio cuenta que utilizando los mapas y la brújula como entrenamiento de sus
soldados para desplazarse por el bosque resultaba un método de instrucción
excepcional y lo más importante vio como la resolución de estos problemas les
dotaba de una personalidad y un carácter diferentes: seguridad en si mismos,
autocontrol en las situaciones difíciles y capacidad de decisión. Así tuvo
lugar la primera competición oficial por el club nórdico de Tjalve en 1897.
Desde 1942 es asignatura obligatoria en todas las escuelas
de Suecia. En 1949 se le concede status olímpico en los Juegos Olímpicos de
Invierno en la modalidad de esquí, aunque la Federación Internacional de
Orientación no se crea hasta 1961.
En 1977 es reconocida por el Comité Olímpico Internacional.
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